The Box,  supone la transformación de un concepto en una realidad mensurable. Un volumen prismático de reducidas dimensiones contiene todo un programa. Una enorme chimenea de mampostería de piedra separa la cocina de la sala de estar -estudio-dormitorio que dispone de un ingenioso sistema de poleas que permite elevar la cama para despejar la superficie del suelo.

Ralf y Ruth, Ruth y Ralf vivían felices  en medio de su precariedad, pues la vida humana discurre, ha discurrido siempre, sobre el fondo de grandes problemas invencibles y a la orilla de pequeñas soluciones inmediatas. (Santiago Alba Rico.  Comer y Mirar.)

Al llegar a Estocolmo,  Erskine se incorporó enseguida a uno de los  estudios de arquitectura más imaginativos e innovadores de aquel momento en Suecia, fundado tan solo dos  años antes  por sus colegas y  amigos Weijke y Odeen y también se casó con Ruth Francis. Sin embargo, pocos meses después, declarada la guerra en Europa, en un momento en que evidentemente escaseaban las oportunidades hubieron de cerrar el estudio.

Pese a lo precario de la situación  logró, no obstante, Erskine que le encargaran el diseño y supervisión de la construcción de una cabaña campestre de troncos de abedul para el inventor Von Platen y el resultado de esas investigaciones fue  también el origen de  The Box. Su propio estudio-vivienda, además de  la planificación de una urbanización en Friufsgard, realizada  en colaboración con el joven arquitecto Rosenvold, recien refugiado de la Dinamarca ocupada por los nazis.

En mayo de 1939, con la amenaza de la inminente guerra con Alemania, el joven arquitecto Ralf  Erskine (Londres 1914) decidió marchar a Suecia con una bicicleta, una mochila y un saco de dormir. Un granjero de la zona ofreció a Erskine un solar en una ladera de Lissma, cerca de Djupdalen, para que se pudiera construir una pequeña casa que llegó a conocerse con el tiempo como The box.

Con sus pequeñas dimensiones, 6m x 3,6m, contenía dos espacios: una cocina y una sala de estar que hacía las veces de dormitorio y sala de trabajo. El escritorio de Erskine podía desplegarse en el muro de almacenamiento que corría todo a lo largo de la pared norte como aislante.

Con este propósito apilaron troncos en el exterior,sobre el mismo lado, convirtiendo esta fachada durante los inviernos en una fachada de maderas a tizón.

No existe arte sin utopías personales que lo sustenten, afirma Pilar Blanco.  Caja Lissma. Espacios generativos hacia una cultura del proceso, del diálogo, del trayecto.