Imágenes complacientes
Caminé más de dos horas por el mismo barrio mientras lloraba, un niño perdido. Conservo de esa experiencia recuerdos bastante precisos, no sé si alguna vez te lo conté.
¿Por qué siempre se convoca a los fantasmas cuando se escriben cartas?. Los deja uno venir, los compromete más bien, y escribe por ellos, les echa una mano, pero ¿por qué?. Me habías dado a leer esa carta a Milena donde él decía algo así, algo más, algo como especular con los espíritus, desnudarse ante ellos, aquél escribió exclusivamente (sobre) cartas, uno de los últimos. Me da miedo esta noche. Mira es la ley, eres tú, soy yo. Y su juego de manos. La mano que escribe parece no poder pertenecer a S. Más bien la desliza otro bajo el abrigo y escribe en su lugar.
Había que ilustrar esa imagen, ilustrar más bien su epopeya, su portada y su guarda.