Ha de aligerar el príncipe para llegar a tiempo, pues Cenicienta no es como la Bella Durmiente. Cenicienta muere y no duerme, es un cuerpo en lugar de un alma en reposo, como ese mismo y cursi apodo sugiere Bella Durmiente. Y no deja de resultar prometedor (a nuestros intereses al menos) que el príncipe deba encontrar su deseo empezando por los pies, con un onomatopédico tran-tran, remedando el sonido del martillo sobre el yunque, o de la figura sobre el suelo con un compás de seguiriya quintaesencia de la jondura.
Amarilloreando
Exposición de Ignacio Sáez o La Lengua Obesa en Ventana 244 ART SPACE New York