La aparición de las vanguardias europeas a principios del siglo XX convulsionó las bases expresivas de las distintas manifestaciones artísticas. Centros como la Escuela de Arte Vitebsk, fundada por Kasimir Malevitch y el grupo de vanguardia Unovis  a la que pertenecieron notables artistas del constructivismo ruso  como El Lissitsky, sentaron las bases de la tipografía moderna. De gran importancia en la realización posterior de carteles y créditos cinematográficos.

Entre científicos, lo importante no es lo que uno sabe si no lo que ignora. Y en la caligrafía, como en todas las artes está también lo desconocido. Es tal vez por ello doblemente encomiable la iniciativa de Editorial Siruela que el pasado 25 de febrero presentó  Historia de la escritura, obra del calígrafo, profesor de diseño y asesor tecnológico Ewan Clayton.

Este interesante libro habla de literatura, economía de tecnología, de diseño…. En una emotiva anécdota personal, Ewan Clayton cuenta como cuando su hija de cinco años vuelve del colegio está como loca por escribir, quiere jugar a los dictados, en cambio si le propone hacer sumas no tiene mucho interés. Y es que en realidad, hay dos momentos de fascinación por la escritura. El primero es a esa edad al principio del proceso. El otro llega a los 11, 12, 13 años, cuando los niños empiezan a tener independencia intelectual y encuentran en la escritura un vehículo para expresarse.