Si Harold Bloom postuló que el artista se forma combatiendo contra un padre poético imposible de vencer. Aquí se sostiene que el artista busca a un maestro inexistente, porque el maestro, si lo hay, viaja con cada uno como un buen daimón. Las construcciones resultantes de la mirada atenta de una parte del arte actual al pasado reciente, revelan que la aspiración a la universalidad del proyecto moderno fructificó paradójicamente, en sus traducciones parciales y locales. En Imatra consideramos también que el arte es hoy un lugar posible para el encuentro del pensamiento y la poesía. El objeto final de la poesía sigue siendo el sujeto colectivo.
Lo que en la polifonía anárquica de la totalidad estallada de las infinitas voces es mero ruido, se convierte en dialogo e inteligencia cuando el scoop se centra, cuando el coro de las voces se modula. Lo que para la comunidad universal -para la red global- se da como final sumando la mera redundancia, -la descomunicación-, para las microcomunidades e intraredes que en ella reverberan, se da en cambio, como nítida y espléndida pertinencia. Todo efecto de pertinencia y todo el valor de producción, atribuible a la red pasa por esa capacidad de activar lo micro, dentro de un paradigma global, ilimitado en el que todo efecto de identidad queda en suspenso.
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