El azar, como actitud enfrentada a lo previamente medido y controlado, se aleja de la órbita de las metodologías ortodoxas para fijar su interés hacia el desarrollo de un proyecto, que sujeto a evidentes procesos de cambio, se opone a lo que de pernicioso tiene lo cultural establecido, el fragmento, ligado a cierta actitud nómada, se remite a no entender totalidades, sino a nombrar y sombrear actitudes que se localizan en parcelas territorialmente difusas.
Ambos conceptos peoporcionan visiones instrumentales y relaciones no contenidas en los supuestos sistemas cerrados de las disciplinas y nos inducen a recorrer un camino de abierta irregularidad cultural.
Lugares fundidos en la comprensión de los hechos proyectuales como deudores de complejas estructuras de superposición en las formas y en los contenidos.