El espacio doméstico proporciona un contexto privilegiado para la búsqueda de respuestas críticas a la cultura consumista más actual. Alejado de la fantasía del lugar idílico, lo cotidiano ofrece la oportunidad de reconsiderar y cuestionar las relaciones entre los medios de comunicación, la sociedad de consumo y la forma de habitar.

Conceptos éstos muy presentes en los proyectos de la pareja de arquitectos británicos formada por Alison y Peter Smithson, que en la década de los cincuenta del pasado siglo supieron cimentar con  sus innovadoras propuestas nuevas relaciones entre realismo e idealismo.

En efecto, proyectar La casa del Futuro (1955-1956) fue la invitación que recibieron de parte del diario The Daily Mail para una exposición organizada por el propio diario.

Los Smithson recrearon e imaginaron como podría ser una casa del futuro y en esa propuesta, la forma blanda de sus habitaciones parece indicar la intención de moldear de nuevo el estilo de vida, proponiendo hábitos que parecen corresponder con un estado primitivo del hombre, liberado esta vez de la fatiga a través de los electrodomésticos.

Los distintos espacios de la Casa del Futuro moldeados y conectados entre sí a través de las formas del equipo doméstico, invitan a considerarlos como un intento de prevalecer el ámbito habitable sobre las leyes de la construcción. La cueva  parece encarnar la idea de espacio puro, antes de la arquitectura, desde el que pueden ponerse los contadores a cero. En palabras de Alison Smithson en lugar de «implantarse en su propio jardín, encierra un jardín en su interior» que incluye árboles en su interior y el almacenamiento del agua recogida en la cubierta, intentando reproducir el ciclo biológico del paisaje como objeto de contemplación, que también pasa, así, a ser engullido por la secuencia de espacios del interior.