ultramarina

Algunas Casas de la Modernidad.

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Podríamos definir al Panteón de Roma como una máquina perfecta que representa el universo. No existe obra arquitectónica que iguale al Panteón de Roma.  En el otro extremo temporal y por tanto significativo y constructivo la Casa Farnsworth de Mies representa un cenit donde poesía y razón han acertado a encontrarse en uno de sus respectivos momentos máximos.

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Emblema de modernidad, manifiesto tecnológico, propuesta de otra forma de vivir, es a través de la yuxtaposición de materialidad y vacío que para cerrar sus domésticos 627 m3 sólo requiere 6,1 Tm. y para cubrirlos 38,2 Tm.

Separado el espacio interior que la contiene, por una piel de vidrio transparente que delimita su relación con lo externo, parte de un conceptismo progresivo y militante  que concluye en la nada física real.

indomestico

Su existencia sólo es posible en función de su opuesto, al que niega y a la vez afirma.

6 comentarios

  1. En efecto, la ficción (mágica encantadora) sería esa ventana que hace posible asomarnos a la Vida

  2. Si esa maravilosa casa fuera mía yo preferiría no asomarme a la ventana de la vida. Sería un shock

  3. Interesante entrada. Para mí, la mejor interpretación sobre porque esta casa inhabitable nos sigue dando tanto que pensar es la de Richard Sennet, que la ve como una arquitectura de lo sublime (en el sentido estético/kantiano):
    “Al acercarnos nos entra el deseo de llegar cuánto antes para resguardarnos en ese refugio. La casa, sin embargo, no ofrece un santuario. La amenaza de la naturaleza que nos ha apremiado a llegar cuanto antes se refuerza tan pronto como se alcanza la terraza; no existe un refugio propiamente dicho capaz de cobijar a ningún ser vivo.(…) Tampoco ofrece ninguna seguridad la visión de las personas en el interior; da la impresión de que nadie se puede hallar a sus anchas en el interior (…) La intrusión de alguien que dormitase en una silla (aunque sea muy difícil dormitar en la silla Barcelona de Mies), o la visión de otra persona que leyese una revista comiendo patatas fritas; en fin, cualquier signo normal y corriente de lo doméstico resulta obsceno. Por el contrario, se trata de un espacio en el cual experimentamos el terror de la naturaleza agudizado más aún por un edificio que no nos ofrece ninguna promesa de refugio. Es una moderna expresión de lo sublime.”
    Es decir, es la obra de un gran artista, pero de un arquitecto perverso.
    Saludos,
    Iago López

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