Del mismo modo que en términos industriales y materiales, los medios de producción determinan el producto, un consumidor atento elige su opción. Si algo caracteriza a la moda es ser paradójica, al simultanear el querer durar en un presente dilatado y el tener fatalmente que cambiar y desaparecer.

Una teoría del consumo basada en los hábitos concibe el sistema económico como parte del entramado que forma parte de la cultura humana y determina el comportamiento en sociedad.

Lo que perdura, no obstante, es la necesidad de «ostentar» bienes, los cuales toman un sentido simbólico. Ostentar, en el sentido que aquí nos interesa destacar se refiere a esos signos visibles de las mercancías en las que se ha empleado una cantidad apreciable de trabajo en su realización, además de conferir eficacia a su diseño para el uso material a que deben servir

 Si la moda siempre es imitación por emulación, contagio o epidemia, el dandi no la sigue, la crea en su afán de estetizar hasta el último detalle en «una planitude que atraviesa las décadas»

Fue el economista estadounidense de origen noruego T. Veblen (1857-1929) un atento observador de la condición social de la mujer y en su libro más famoso Teoría de la Clase Ociosa desarrolla una interesante teoría del consumo basado en los hábitos, donde despliega una mirada tierna y despiadada a la vez de la mujer de su tiempo.