(…..) Mezclando reciclaje e industria, los muebles que nacen de antiguas velas son ediciones únicas, de aspecto artesanal y producción semiindustrial. Cada serie se obtiene de una sola vela y el resultado es un diseño narrativo, o biográfico, que apela a la individualidad y al valor del reciclaje. Para reforzar esa idea, cada etiqueta explica una historia personalizada: recoge los datos de procedencia de la vela.

Extracto del artículo LA SEGUNDA VIDA DE LOS JIRONES de ANATXU ZABALBEASCOA publicado en EL PAIS, martes 7 de junio de 2011

El canto brota de manantial innato, anterior al concepto, tan puramente como reflejar hacia afuera mil ritmos de imágenes. La armazón intelectual del poema se disimula y sostiene -tiene lugar- en el espacio que aisla las estrofas y entre el blanco del papel: significativo silencio que no es menos hermoso que componer versos.

STÉPHANE MALLARMÉ (1842-1898). El Silencio.

Retrato, resultado de la acción que tiene como fin la correspondencia entre «eso que es constructo» y un «aquello u objeto sea inerte o animado que está en el mundo o es imaginado incluso»

Como escribió Ortega, el retrato aspira a individualizar. Hace de cada cosa una cosa única. Según Ortega también, la pintura es retrato cuando se propone transcribir la individualidad del objeto. Retratar es además, un reconocer después, o sea, que los demás reconozcan en eso que es constructo aquel aquello.

Por otra parte, en la acción de retratar, aquél, el que hace, tiene una versión o visión del retratado (proyecta entonces). A veces pone y a veces quita o simplemente pasa de puntillas por esto e insiste en aquello. Se trataría de intenciones, otras veces de recursos, para «transcribir» ese conjunto de cualidades en algo más o menos sintético como sería una descripción como se quiera de somera, como es un retrato. A veces, hay retratos que nos abruman en ese intento por lograr la univoca e indudable individualización.

Otro aspecto del retrato sería lo que llamaríamos su tono, algo que el retratante deduce o impone al retratado, que también puede ser. De ahí la gracia, la severidad, la serenidad, etc. Fue Poussin, quien ejecutaba sus pinturas según una especie de transposición de carácter, de los órdenes clásicos, los «modus». En el caso del retrato, se trataría de una suerte de adjetivación del gesto que acabaría incluso contagiando en eso que llamaríamos el carácter o tono de la obra. A veces es cariño, afecto admiración, y queda patente como en los retratos de Goya a Martín Zapater o a Fernandez de Moratín.

Hablamos de Pintura, que no se nos olvide y esto trataría de una individualidad transcrita por un medio que conlleva un lenguaje. Como tal, se vale de afectos, conceptos y preceptos, que decían Deleuze y Guattari. Pero ojo, que no se nos olvide, encaminados al reconocimiento en este caso de esa operación de transcribir por la mediación de eso que hemos llamado un medio de la individualización de un objeto o sujeto, en el que dependiendo de las circunstancias, los componentes que acabamos de señalar, tendrán diferentes pesos, diferentes proporciones.

TXUS MELENDEZ. 2010. Texto para un análisis del  retrato en la exposición de  LUIS CANDAUDAP :  Comigo solo contiendo actualmente en Imatra Vda. de Epalza 13 BILBAO

A propósito del Trudling Turk

Las cuatro bolas dividen el peso de quién se sienta en cuatro y lo reparten sobre una amplia superficie. Los pies al apoyarse sobre el suelo dan un radio de giro al mueble muy parecido a la dimensión de un paso. Y vemos como el mueble responde a cualquier ligera acción de su ocupante, alargar la mano, dejar un libro, mirar… Mientras que su silueta es ese relieve montañoso que se mueve con sorprendente agilidad….

Enric Miralles. Publicado en la revista Arquitectura  292. COAM

Voy a contar cómo llegué yo a un lugar que me ha dado tanto placer e inspiración, el Jardín Botánico de Berlín (Botanischer Garten).

Conservo varios libros de botánica, de flores y de jardines escritos en alemán, todos pertenecientes a mi abuelo, del tiempo que estudió y trabajó en el Jardín Botánico de Berlín. También han llegado a mis manos tres fotografías fechadas en 1.917 y firmadas por su hermano, que en esos momentos estudiaba fotografía en la misma ciudad. Se titulan «Leherzeit, Gross Wartenberg», 1917.Ede» (literalmente: Tiempo de aprender (…).

La fotografía más interesante muestra un grupo de estudiantes, entre los que se encuentra mi abuelo, que posan delante del gran invernadero tropical (Das Grobe Tropenhaus) un día de primavera.

Así que, hace unos años, me decidí a conocer el jardín. Aparentemente nada ha cambiado de la foto a excepción de los cipreses que están más altos y frondosos.

Mi descubrimiento llegó del museo, algo modesto, que se encuentra al final del jardín. Encontré unos pequeños dioramas hechos en los años 50 y 60 que representaban con todo detalle, diversos paisajes y hábitats naturales.

Las fotografías que se encuentran en este proyecto exploran y describen con «perfección fotográfica»estos paisajes fascinantes.

Encuentro que, al igual que la fotografía, los pequeños dioramas tratan de mostrar, desde un punto de vista, una  realidad que es mensurable. El territorio se reduce a escala y se encierra en una caja. No traduce, ni interpreta, ni recrea, sino que reproduce. Una característica que es particularmente intrínseca de la fotografía. Es falso y es real a la vez.

La fotografía refleja la realidad, pero no es la realidad. El diorama reproduce fielmente la realidad, pero tampoco es realidad. Entonces,  ¿Qué sentido tiene fotografiar un diorama? ¿Reproducir una reproducción de la realidad? suena platónico pero es justamente eso: Volver a recrearnos, diría más, a ilusionarnos, con la realidad misma. Devolverle su sentido inconmensurable y llegar a ella como llegamos a los lugares que exploramos.

Es para obtener esta posibilidad de ilusión que tan solo el punto de vista es capaz de dar sentido a la imagen. El punto de vista nos acerca los lugares del paisaje, nos permite adentrarnos en el espacio, rodearnos de vegetación, de montañas, de palmeras, de nubes y, de repente, volvemos a perder el sentido entre lo verdadero y lo falso.

Hay paisajes que pertenecen a la memoria por lo riguroso, por ejemplo el desierto o el océano, y no importa la ingenuidad con la que sean reproducidos, porque aquí la fotografía no tiene el sentido de documentación sino de recuerdo.

Entonces ¿Qué paisajes muestran las fotografías?

Un lago en los alrededores de Berlín, un bosque al sur de Florida, una plantación de algodón en una estado del sur de Estados Unidos, la sabana en Africa oriental, la selva tropical de Sumatra, una región pantanosa en Europa, la tundra en Eurasia, un paisaje del litoral, los acantilados del noroeste de Europa o una plantación de cacao en Camerún.

Es posible que estos lugares existan en la medida en que alguien los mira, los reconoce. Desde luego la fotografía está para conservar eternamente los momentos en los que de verdad nos paramos a mirar.

ERIKA EDE, 2009. Texto de la exposición BOTANISCHER GARTEN en Imatra hasta 12/ 08