ultramarina

La mano es el único órgano del cuerpo humano que se hace adulto mediante una educación apropiada, escribe Sloterdijk en Esferas III. El gran Hegel  definía la mano como: «pulimento de la particularidad, de modo que se comporte como la naturaleza de la cosa» Pulir lo particular significa aquí abandonar la falta de habilidad primera y sustituir el modo de asir ingenuo por el savoir toucher. La mano aprende pronto cómo coger las cosas y no cesa de aprender hasta el final.

artesano-01

Por eso la mano entra en acción en primera línea del frente de la realidad como avanzadilla del cuerpo humano, llena de tacto, deseosa de contacto, capaz de carga, orientada al éxito. La madurez de la mano implica «formación» en el sentido dialéctico de la palabra, por cuanto,  en cada manipulación consciente, un momento de entrega al objeto, se correlaciona alternativamente con una vuelta a sí misma, es decir a una sensación de tacto acompañante. De ese «hecho doble, activo pasivo» surge la madurez de la mano.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Archivos