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En toda actividad artesanal existe el impulso a vencer una resistencia; trabajar con la resistencia en situaciones liminares como la que vivimos en la actualidad, tiene que ver también  con lo innovador y experimental y de alguna manera con la invención. El proyecto Ajuar Doméstico indaga y cuestiona los límites entre arte, diseño y artesanía y muestra un interés parcial por el mercado, directamente relacionado con la aventura y reacción parcial ante el estándar «internacional» de diseño.

Si bien, puede afirmarse que los medios de producción y el mercado  determinan el producto y la producción de los objetos, una producción artesanal puede acercarlos a una reflexión sobre la y el artesano y el taller como espacio social y productivo.

El que trabaja como artesano-a es capaz de asignar  valor positivo a la contingencia y la limitación, como en estas imágenes del proceso de trabajo llevado a cabo por Mar De Dios para la realización de un conjunto de platos que forman parte del proyecto. El lugar de trabajo señala el estado primitivo y la dimensión espiritual y material de los objetos que apuntan a posteriores hallazgos de los que hoy estamos tan necesitados.

En Limitrofías, un bello libro escrito y diseñado por ella misma donde presenta sus trabajos, Mar De Dios aborda  con inigualable brillantez, el tema de la autoría y la dificultad de encontrar un lugar y una voz propia para la artista en la sociedad de ahora mismo.

Alcanzada la licenciatura en Bellas Artes, y tal vez anticipando dificultades de lo que podría ser en la actualidad la actividad cotidiana para una  joven licenciada en Bellas Artes, Mar De Dios emprendió deliberadamente con el aprendizaje de la técnica de la cerámica, un camino que apela a la actividad artesanal como impulso a vencer una resistencia y a trabajar con la resistencia misma, entendiendo que tal vez lo más característico de nuestras sociedades sea su efecto de transformación estructural en cuanto a las relaciones de producción. A ese momento pertenecen estos platos que diseñó y prototipó y que ahora rescatamos para el proyecto Ajuar Doméstico

Dice Richard Sennett en El Artesano: La actividad corporal repetida y la práctica permiten al artesano desarrollar la habilidad desde dentro y reconfigurar el mundo material a través de un lento proceso de metamorfosis.

El artista actual trabaja en la generación de contextos de encuentro directo, en la producción específica de micro espacios de socialización de experiencia. Estos trabajos de Miren Lore Garmendia  que presentamos dentro del proyecto Ajuar Doméstico «narran» como si fuera una historia el mensaje que el objeto quiere transmitir.

Escribe Theodor Adorno en Mínima Moralia: (…) » Ningún amanecer, incluso en las altas montañas, es pomposo, triunfal, majestuoso, sino que apunta débil y tímido, como con la esperanza de que lo que vaya a suceder sea bueno, y es precisamente en esa sencillez de la potente luz donde radica su emocionante grandiosidad»

Más información en Imatra c/ Costa 12 14 48010 BILBAO

Fue el pensador alemán Theodor W.Adorno (1903-1969) fundador de la célebre Escuela de Francfort, uno de los más influyentes inspiradores del movimiento político cultural del 68, un atento observador de la condición social de la mujer de su tiempo y de  su concepto de  dialéctica negativa y teoría crítica intentaremos rescatar algunas intuiciones acerca la incesante transformación de lo real, que tendrían que servirnos para explicar en parte las contradicciones reales de la sociedad de ahora mismo, pues entendemos que el buen desarrollo de los objetos está familiarizado con el ayer, pero reconoce las necesidades de hoy mientras trabaja para el mañana, y siguiendo a este célebre autor, el verdadero conocimiento ha de dar cumplida cuenta de la totalidad entendida como dialéctica, pero descartando cualquier posibilidad de una conceptualización definitiva.  Desde esta perspectiva  el proyecto Ajuar Doméstico parte de un no ideal metodológico, sino de la cosa misma. Un proyecto relacional  entre el arte y el diseño fundamentado en la idea de la creación de objetos.

Liberados de la mentira de ser verdad, estos «adornos» de Miren Lore Garmendia nos sorprenden y atrapan por su levedad poética.

Encontramos un nexo antitético entre estas obras de Miren Lore Garmendia y Mínima Moralia, el libro de Theodor W Adorno escrito en las significativas fechas que, por razones históricas y personales del autor, le hacen escribir desde un forzoso recluimiento en su intimidad propiciando una concentración creativa, ajena a la oficialidad.

La satisfacción desinteresada que producen las obras de arte, solo puede entenderse a través de una antitética histórica que continúa vibrando en todo objeto estético. Lo que se contempla desinteresadamente causa satisfacción porque una vez atendió a un interés extremo, que precisamente lo alejaba de toda contemplación.

Normalmente utilizamos la palabra forma para indicar el diseño de los objetos, no obstante la tradición griega establece la adecuada distinción entre los términos eidos (de raiz id, ver) y morphé (es decir, la materia modelada) dando a entender que la forma ideal y abstracta del objeto solo encuentra su realidad corpórea y su posible capacidad de ser disfrutada gracias a los materiales que realmente le dan forma.

 

 

 

 

Antes de todo arte habrá sido la mancha y la marca rojiza y amarga que el mundo deja en la superficie sensible de nuestros ojos, lengua y estómago. El blanco salado del alba: el bermellón versátil, ácido que gira; el amarillo amargo; la miel melancólica -negro néctar prohibido donde los humanos confían su imposibilidad…. La pimienta, el pimiento, anteceden y coinciden con el pigmento; y todo arte cobija la resonancia de la experiencia de la papila, de la membrana, de un límite, la especulación sobre qué hay más allá de lo visible. Por eso no es extraño que saber y sabor hayan sido una misma palabra; aquella que alude a convertir el defecto o el exceso en proporción, el veneno en alimento.

Lo cotidiano y su llamada a lo básico ofrecen la oportunidad de reconsiderar y cuestionar las relaciones entre los medios de comunicación, la sociedad de consumo y los modos de habitar. Es por eso que el espacio doméstico proporciona el contexto adecuado para la búsqueda de respuestas críticas a la cultura consumista. Con el proyecto Ajuar Doméstico en Imatra pretendemos proporcionar un espacio de calma y reflexión acerca de los objetos con que nos rodeamos y que forman parte de nuestro vivir cotidiano.

En las imágenes: detalles del mantel, obra realizada por Ana Esther Calle y Luis Candaudap . Más información en Imatra, c/Costa 12-14 BILBAO

El sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930/2002) considerado uno de los más importantes de la segunda mitad del siglo XX  por la relevancia de sus investigaciones en los campos de teoría social y sociología de la cultura acuñó conceptos como Hábitus (Formas de obrar y pensar) y Campo (Espacio social de desarrollo) que dotados de una muy sutil finura intelectual y vocación de originalidad se materializaron en publicaciones como «La Distinción: Criterio y bases sociales del gusto» editada en 1979. En esta obra impone una lectura formalista de la obra de arte y una reformulación sobre las tradicionales interrogaciones acerca del arte, lo bello, el gusto, lo adecuado y lo inadecuado, lo que vale la pena y lo que no vale la pena…. Desde estos parámetros podríamos simplificando mucho, definir el habitus como un conjunto de esquemas generativos a partir de los cuales los sujetos perciben el mundo y actuan en él. Y al gusto, como la extraña capacidad de hacer distinciones que nos distinguen.

…. Es por eso, que partiendo de estas premisas consideremos en Imatra que frente al descomunal poder de influencia de las redes sociales, la publicidad, y el consumo, quizá lo más característico de las nuevas sociedades sea su transformación estructural en cuanto a las relaciones de producción y es en esta transformación donde las prácticas artísticas pensamos deben encontrar su lugar en relación a todos los procesos de transformación.

Desde esta perspectiva, en Imatra pretendemos una intermediación entre artistas, clientes, amigos y visitantes para la producción  distribución e intercambio de objetos de uso práctico -o no tan práctico- pero que tengan la capacidad de mover a reflexión, pensados para la casa, agrupados bajo la denominación Ajuar Doméstico. La casa y lo doméstico es el ámbito desde donde entendemos esta iniciativa como un modo de alimentar nuestras necesidades de sentido y deseo, de significado y placer porque la casa, ese pliegue de lo íntimo es por excelencia el lugar de la reciprocidad, la hospitalidad y el intercambio y elegir el ajuar doméstico es una manera de hacer distinciones que nos distinguen en el sentido de un consumidor atento que elige su opción.

En esta primera entrega presentamos un mantel de los artistas Ana Esther Calle y Luis Candaudap  pensado como regalo de bodas, nada convencional  para unos amigos. El mantel como lugar emblemático donde se despliega el don como lugar  de la reciprocidad la hospitalidad y el intercambio.

En la imagen superior detalle del mantel, con la mesa en ese tránsito en que los alimentos están ya a punto en el horno, esperando que alguien elija el vino, y el vino elegido llene las copas y se suba con levedad a la cabeza de los comensales.

Sobre estas líneas una de las servilletas. Más información en Imatra info@imatrabilbao.com c/Costa 12-14 48010 BILBAO

Del universo a la epidermis, pliegues y pieles se suceden configurando nuestra singularidad y nuestros afectos: vestimentas, casas, identidades, paisajes…Más acá de su nombre, de su ley y su territorio, más acá de su propiedad protectora, cubriente, la casa es el lugar de la bondad del día y del alimento materno: lo material, lo maternal, lo matutino, lo maduro y el maná, apuntan a una blancura líquida y luminosa. Así existe en la casa un hogar central, el fogón, lugar sacramental de la cocción de la sopa vital donde su produce la transustanciación que convierte el veneno en alimento, el lugar en manjar, donde se produce la comunión, la comunicación donde el cosmos se alimenta. Y en el borde de ese universo, existe un vórtice, un agujero negro que confina lo indeseable, lo impropio, lo indoméstico, donde la simetría excremental se oficia en un pequeño templo cuya limpieza enmarca ese rito de desalojo que purifica el miedo, el asco, la otredad de ese otro líquido oscuro, putrefacto e irreferente de lo mortal. La letrina se convertirá por ello en un lugar de distanciamiento y contemplación, extremadamente privado, de un tiempo de identidad y adorno, un tiempo radicalmente cosmético. Lo que se contempla es el firmamento, bajo la óptica invertida de la cámara oscura de la consciencia. La blacura y el espejo rodean a ese sumidero, tal y como la oscuridad y la concavidad rodean a las estrellas. Cocina y letrina son lechos donde yace el cosmos de acuerdo a una topología tórica cuyo agujero central es lugar de eclosión y colapso.

Del universo puede decirse que no puede decirse, lo mismo que el lenguaje. Cada signo es sobre todo su sombra inespugnable, invisible, aquello que sin darnos cuenta más nos conmueve y nos hace sentir, hacer y decir. El secreto de la representación, de la mirada, remite a la opacidad de la evidencia: lo que vemos, lo que damos por visto, es apenas el velo luminosa sobre el rostro intratable del saber del que no queremos saber. No vemos cómo no vemos lo que no vemos. Con todo, existen los trucos, los pliegues mediante los cuales lo inerte puede incluso -sin cambiar- convertirse en materia artializada, en ser sentiente, pensante, imaginante, doliente, gozoso. La consciencia es uno es uno de esos trucos de lo real, por  imposible, mediante el que puede ser visto lo que no se puede ver, mediante el que una parte puede llegar a sentir de qué modo el todo al que pertenece le confiere su singularidad…..La letra  comprende el poema; la estrella la constelación, el artista su obra, el amante su amor… y de esa paradoja irresoluble, sostenida en el abismo, se basan los conocimientos humanos y los demasiado humanos.

El truco atiende a las fisuras por las que se cuela algo de lo real, de lo insabido; la burbuja de lo cotidiano, con sus instrucciones disfrazadas de sentidos  y significaciones, flota como un planeta transparente, pero sólo cuando algo perturba su membrana, desvela los poros y las aporías, convirtiendo el velo de la mirada en agujero y aguja; su falta de recursos es el núcleo de la vivacidad de sus invenciones. Desde el firmamento al muro, esos velos están recorridos por brillos suspensivos, agujas de lo real que se presentan como desfíos e incógnitas. Desde la noche estrellada a la pared manchada, esos velos se ofrecen dúctiles a ser modelados por la mirada: sobre lo aleatorio de un campo rico, las uniones generan formas: astronomías y astrologías, biologías y filosofías, sopas vitales, vías lácteas, cifras y poemas, letrillas y letrros, seguros azares, efectos ópticos que son la proyección de un deseo desconocido, furtivo, en el que cada cual se la juega. Y use o no trucos, quien pretende ganar siempre, no juega, trampea. Pues una jugada de signos jamás abolirá el abismo.

NOTA TÉCNICA : El proyecto VIA LETTERA propone una solución ornamental para espacios domésticos alicatados. Se trata de ofrecer la posibilidad de una versión personalizada y original para cada proyecto decorativo. Partimos de la noción del muro como lugar de una apertura que en este caso apunta hacia el lugar lúdico del pasatiempo. Si la imagen se abre al espacio, el pasatiempo convierte el instante de la mirada en una apertura temporal mediante el reto de una resolución que apela a la memoria. Las cifras y las letras flotan en el océano de la consciencia agrupadas en constelaciones. VIA LETTERA promueve un juego de acuerdo a esa astronomía interna. Para ello VIA LETTERA dispone de un completo abecedario y numerario de caracter modular para componer conjuntos personalizados o temáticos, como sopas de letras, crucigramas, cuadrados mágicos, etc. Cada cocina o cada baño puede establecerse específicamente como vinculado a un asunto, a un autor, a una fábura, a un deseo.

Texto de Juan Luis Moraza escrito en 2002 para la exposición CÓSMOSIS realizada en Imatra c/ Costa 12-14 48010 BILBAO

En la imagen: Luis Enguita, Carmen Cantón, Juan Luis Moraza y Pilar Blanco en la presentación a la prensa de la exposición CÓSMOSIS. Sostienen la aportación de DO CREATE a la muestra: Do Shirt. La clásica camiseta blanca de algodón cuya talla ha sido incrementada 10 veces. El usuario crea la función. Está fabricada en algodón 100×100 y se puede lavar en la lavadora, pero eso no importa realmente, porque siempre será un poco grande para un uso normal. Do Create buscaba una persona apropiada para ella

En el suelo uno de los proyectos de Vía Lettera

 

 

Bajo el título ALS ICH CAN el artista y profesor de Pintura de la facultad de Bellas Artes de Bilbao, Jesús (Txus) Meléndez (Bilbao 1964)  ha agrupado una selección de obras, que se corresponde al interés de este artista por mostrar los intereses cambiantes y sucesivos por los que ha transitado durante un período de tiempo que trascurre entre 1999 y la actualidad. Y que en este momento presenta en la sala Rúas de la localidad cántabra de Laredo.

Según sus palabras, la selección de obras responde a una lógica de acción-reacción entre los trabajos presentados, de ruptura y de continuidades y tiene también algo de saldar cuentas con influencias y con ideas  acerca de ser o no ser capaz de afrontar algunos modos de pintar.

En la imagen, una obra que fue presentada en Imatra en 2010.

Dice Txus, que el título que ha elegido para esta exposición reciente: ALS ICH CAN,  tan sugestivo como enigmático, fue el lema del pintor Jan van Eyck. Una suerte de analogía con su nombre y apellido y que fonéticamente se transcribe como als ich can y resume de manera inmejorable lo que como autor hace en cada trabajo: «lo que puedo y como puedo»  

Este año de 2021 se cumplen 100 años de la publicación del Tractatus logico-philosophicus de Ludwig Wittgenstein una obra icónica y revolucionaria, iluminadora y enigmática. Es un libro escrito en las trincheras de la Primera Guerra Mundial y trata de la relación entre el lenguaje y el mundo real

Esta obra de juventud publicada en 1933 por Malcoln Lowry el genial autor de «Bajo el volcán» basada parcialmente en los diarios que escribió a bordo del buque en que se había embarcado, indaga en la lucha por el reconocimiento y respeto de los rudos compañeros, la pasión por el mar y la iniciación.

Recuperamos este título y la correspondiente ficha para la biblioteca de Ultramarina a riesgo de resultar redundantes, pues es este título el que ha inspirado el nombre del blog (archivo) asociado a Imatra. www.imatrabilbao.com Ultramarina

 

Los edificios y las ciudades nos permiten experimentar el firme y lento flujo del tiempo. Las instructivas representaciones de la ciudad proceden de aquellos que, por así decirlo, ausentes en su espíritu, perdidos en sus pensamientos o cuidados han atravesado la ciudad.

El Museo de Bellas Artes atesora entre sus valiosos fondos una obra (óleo sobre cartón) de Aurelio Arteta (1.879/1940) Una imagen de Bilbao de 1917. muy diferente al de hoy mismo, no obstante, los edificios se conservan en la actualidad prácticamente como en el cuadro. Sabemos que en una de esas casas vivió el escultor Juan Guraya (1893/1965)

En palabras del pensador alemán Walter Benjamin, cada época no solo sueña la siguiente, sino que soñadoramente alumbra su despertar. En ese sentido podríamos decir que los años 60 y 70 del pasado siglo XX fueron dos décadas de cambios sociales intensos caracterizados por la emancipación y la permisividad, en contraposición a la década precedente los años 50, que  todavía arrastrando las secuelas provocadas por la Guerra, cerró heridas y consolidó  un estilo de vida basado en aspiraciones domésticas, tranquilas y conservadoras  como la vivienda propia en un barrio periférico seguro y cuidado.

Conscientes de los errores de la generación anterior, los jóvenes se revelaban contra el orden establecido y aspiraban a crear un mundo mejor. Mientras los países occidentales se urbanizan rápidamente, surge una conciencia social colectiva en el que no es menor el interés por el sexo, las drogas y el rock´n´ roll que actuaron como  elementos unificadores e hicieron que los movimientos juveniles tuvieran tanta fuerza en la sociedad de los años sesenta. Ciudades como Londres, París o Nueva York se convirtieron en los epicentros culturales de este fenómeno y los enormes avances de los medios de comunicación de masas, hicieron posible una verdadera globalización de la cultura juvenil.  Las artes decorativas reaccionaron como un barómetro social ante estos cambios y reflejaron las esperanzas y las aspiraciones de esta generación.

A principios de los años sesenta, como en los anteriores, las artes decorativas estaban divididas en dos categorías distintas: los objetos hechos a mano, y los manufacturados en serie. Durante este período la noción de «buen diseño» continuó desarrollando un papel muy importante. Los productos finlandeses, por ejemplo, tenían mucha fama por su gran calidad y diseño integral. El diseño alemán estaba caracterizado por su concepción lógica y pureza formal, y fue en gran medida responsable del llamado » milagro económico». El diseño japonés continuó ejerciendo una fuerte influencia, sobre los artistas occidentales que se dejaban inspirar tanto por su estética tradicional como por los productos de consumo. (Continuará)

En la imagen fragmento de una instalación de Begoña Usaola para la presentación de la muestra SOMBRA junto a Gentz del Valle realizada en Imatra y la emblemática OttoWomb Chair y Ottoman tumbona característica de los años 50. diseñada por Eero Sarinen en 1946.

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