Con el verbo «dar» están emparentadas entre otras muchas la palabra «don», sobre cuyas connotaciones casi mágicas escribió Marcel Mauss su «Ensayo sobre el don. Forma y razón del intercambio en las sociedades arcaicas» (1923-1924) que a su vez sirve de inspiración a Derrida para el libro «Dar(el)tiempo. I. La moneda falsa» (1995)
Me serviré de este libro de Jacques Derrida para completar la Biblioteca, cuyo inicio en Ultramarina en 2009 ahora concluye, sin de todos modos, pretender ser en ningún caso concluyente. La metáfora de estos ensayos es la moneda o tessera que al igual que el fragmento de una pequeña jarra sirviera como prenda de reconocimiento para reconstruir la vasija completa, al modo en que Mallarmé compara el uso común de la lengua con el intercambio de una moneda que pasa de mano en mano y cuya cara y cruz, aún gastadas retienen el valor de la tessera.
Cada uno de los libros de la Biblioteca está vinculado a una casa emblema de la Modernidad en el Residencial de Ultramarina, algunas como la de Juan Larrea y su Versión Celeste o la de Andreas el privilegiado protagonista de La leyenda del Santo Bebedor les corresponde nada más y nada menos que un reflejo metafísico del cosmos como inmunidad omnienvolvente, un lujo que solo los más pobres y dichosos como ellos se pueden permitir.
Pilar Blanco. Imatra-Bilbao
Del mismo modo que el grandioso espectáculo de la naturaleza ha significado todo tipo de cosas para los seres humanos aunque su naturaleza no sea (ni mucho menos) la de significar, así también las prácticas humanas significan para los hombres todo tipo de cosas (tanto para aquellos que las protagonizan como para los que las perciben) aunque su verdadera naturaleza tampoco sea la de significar sino la de construir burbujas habitables